InicioBurkina FasoInfluencia turca en Burkina Faso: más allá de los drones

Influencia turca en Burkina Faso: más allá de los drones

 

Turquía lleva años desarrollando una estrategia en África que de forma paciente pero decidida la está consolidando como una de las potencias con más presencia de la región, aprovechando el vacío dejado por Francia, mientras compite de manera discreta con China y Rusia. Ankara ha sabido entender el papel que puede jugar, lejos de los grandes proyectos de infraestructuras, fomentando el interés mutuo con las naciones africanas para consolidar sus propios intereses y objetivos. Turquía se presenta en África como un aliado fiable, sin segundas intenciones y trata de apelar al pasado y la religión común. Uno de estos países donde la presencia e influencia turca es cada vez más intensa es Burkina Faso, pieza clave de la política africana de Ankara.

La cooperación entre Burkina Faso y Turquía se remonta a principios de agosto de 2006 cuando ambos países firmaron Acuerdo General de Cooperación. La relación entre ambos países fue afianzándose, y la primera sesión de la Comisión Mixta se celebró en Ankara del 15 al 17 de febrero de 2010. Estos lazos no se han visto afectados por el ascenso al poder de Ibrahim Traoré. De hecho, las relaciones parecen haber mejorado, y todo  apunta a que la afinidad del jefe de Estado burkinés con Erdoğan va más allá del puro interés comercial.

Burkina Faso y Turquía mantienen excelentes relaciones en los ámbitos militar, económico, comercial, sanitario, académico y religioso, cultural, turístico, y agrícola y minero.

En cuanto a las relaciones diplomáticas, se puede destacar que el 17 de enero se reunieron el ministro de exteriores turco con su homólogo burkinés en Ankara para preparar la posterior Comisión Económica Mixta Turquía-Burkina Faso. En esta reunión se acordó fomentar la cooperación en todas las áreas, incluyendo sanidad, energía, comercio y educación, así como la seguridad y la defensa.

A lo largo de los años, Turquía ha desarrollado en el país múltiples proyectos humanitarios, destacando el papel de la Agencia Turca para la Cooperación y el Desarrollo (TIKA), la Media Luna Turca y otras ONGs. Estos proyectos suelen incluir reparto de alimentos, construcción de pozos, ejecución de proyectos sanitarios y gestión de centros médicos y hospitales.

También se puede destacar el papel de la educación. Turquía desarrolla un extenso programa por todo África con el objetivo de proporcionar oportunidades de formación a los africanos en todos los niveles educativos. Este tipo de estrategias buscan promover la educación de la joven élite de un país de interés para que en el medio y largo plazo, estos estudiantes ocupen los centros del poder y tengan afinidad hacia la nación que les educó. Por esta razón, son muy comunes los programas de intercambio entre estudiantes de Turquía y los países africanos, en los que se promueve la además la enseñanza del turco.

Tradicionalmente, el esfuerzo principal educativo en África lo llevaban a cabo las escuelas afiliadas al movimiento turco dirigido por Fethullah Gülen, también llamado movimiento Hizmet. Tras convertirse en un personaje influyente en Turquía, Gülen fue acusado de ser uno de los cabecillas del golpe de Estado de 2016. Tras la depuración del gobierno y de las fuerzas armadas turcas, se catalogó a este movimiento como una organización terrorista. Y pasó a ser denominada por las fuentes oficiales turcas como organización terrorista («Fethullahçı Terör Örgütü» o FETO). Así que se procedió a asignar la dirección de las escuelas que operaban en África a la Fundación Maarif. 

Transición entre escuelas FETO y Maarif Foundation. Vía aa.tr.com.

La religión juega un papel significativo en la política exterior de Turquía en África, sirviendo como un elemento legitimador y una herramienta de poder suave. La Presidencia de Asuntos Religiosos de la República de Turquía (Diyanet) se ha involucrado en la política exterior, organizando reuniones con líderes religiosos africanos para fomentar la educación islámica y la infraestructura religiosa en las comunidades africanas. En el caso de Burkina Faso la estrategia se enfoca en cofinanciar y participar en los proyectos ya mencionados del TIKA.

Las escuelas turcas como las gestionadas por la fundación Maarif también ejercen una labor religiosa importante, al enseñar el Islam desde el punto de vista de la escuela hanafí, la que es considerada como la más flexible y la principal de Turquía.

En cuanto al sector comercial hay dos ámbitos que destacan: la minería y la industria de defensa.

El 25 de abril de 2023 Burkina Faso vendió mediante un proceso directo la mina de manganeso de Tambao y la mina de oro de Inata a la compañía Afro Türk por un valor de 30 mil millones FCFA, algo menos de 47 millones de euros.

CEO de Afro Türk Savas Balcik con Simon Pierre Boussim, ministro de Energía y Mina. Vía MinesActu.info.

También destaca en las cláusulas del acuerdo la adjudicación de obras para la construcción de cuarteles destinados a las Fuerzas de Defensa y Seguridad burkinesas en las proximidades de las minas. Esta construcción podría ser adjudicada a la empresa Balkar Insaat, propiedad del CEO de Afro Türk, consorcio que ya tiene contratos con el ministerio de Defensa de Burkina Faso, tal y como se anuncia en su página web.

Esta adjudicación de bases militares puede que tengan el objetivo de evitar repetir sucesos como el ataque de 2019 contra la mina de oro de Youga, operada por otra empresa turca, Avesoro Holdings, que llevaba explotando sus recursos desde 2017.

El ataque a la mina de Youga no fue perpetrado por grupos yihadistas, sino por trabajadores descontentos que tras sufrir cada vez más despidos y ver cómo eran sustituidos por trabajadores turcos subcontratados por el Grupo Orkun, se alzaron en armas contra los trabajadores turcos y las fuerzas de seguridad que custodiaban las minas.

CEO de Avesoro Holdings Serhan Umurhan en Burkina Faso. Vía LeFaso.net.

Otra empresa turca que tiene presencia en el país es Toya Gold, que mantiene el control de las minas de Dioga y Dioga Sur. Su CEO es Zafer Topaloğlu, miembro de una familia adinerada con grandes conexiones con el entorno de Erdoğan.

En cuanto a la industria de defensa turca, no tiene tantos acuerdos con Burkina Faso como con otros países de la región y en particular, Nigeria. Ya repasamos en OSINT Sahel los medios turcos con los que Burkina Faso lucha al yihadismo, siendo protagonistas los Bayraktar TB2 y los blindados Ejder  Yalçin, ampliamente utilizados los últimos meses.

El éxito de los drones armados TB2 ha sido tal, que el presidente Ibrahim Traore otorgó la máxima condecoración del país, la Medalla de Oficial de la Orden de Etalon al CEO de la empresa Baykar, Halut Bayraktar, por su “inconmensurable contribución a la paz, a la seguridad y la actividad antiterrorista del país”. No sería descartable que este reconocimiento viniera en el futuro acompañado por la adquisición de más sistemas Bayraktar TB2 o incluso el nuevo dron bimotor Akıncı.

Por otro lado, la empresa ASFAT anunció en 2021 que exportaría 4 blindados desminadores MEMATT, aunque no se ha vuelto saber nada de este acuerdo desde entonces.

Por otra parte, se cree que los intereses turcos en este país han llevado a Ankara a ofrecer sus servicios de consultoría militar privada, y en concreto el grupo SADAT, como parte del enfoque integral que dirige su jefe Melih Tanriverdi, a través de contactos con diversos ejércitos de África Occidental, cuyo objetivo consiste en establecer un sistema interoperable de vigilancia de fronteras para prevenir ataques de grupos armados.

Como parte de esta estrategia, y según anunció el 31 de enero en la red social X la cuenta @stopwanergroup, SADAT habría llegado a un acuerdo con las autoridades locales para enviar un grupo de contratistas a la mina de Taparko, explotada por la compañía rusa Nordgold hasta marzo de 2022, en que fue cerrada por problemas de seguridad, o a la mina de Inata.

En cuanto a la mina de Taparko, no se tiene conocimiento de ningún plan para volver a abrir la mina, por lo que garantizar su seguridad no tendría sentido. Además, en caso de ser la misma compañía rusa la que la operase, se sobreentiende que habría una preferencia por que sean los sucesores del Grupo Wagner, el nuevo PMC dependiente del ministerio de defensa “Afrikanisky Korpus”.

La segunda opción en cambio es bastante más lógica. La mina de Inata, junto a la mina de Tambao ya están bajo dirección de la empresa Afro Türk, que también se adjudicó la construcción de bases militares. Además, es de destacar que unos días antes de esta información tuvo lugar la Comisión Económica Mixta Turquía-Burkina Faso, en la que se podría haber discutido cómo garantizar la seguridad de las minas.

Es probable que la competición entre Turquía y Rusia por acceder a contratos en estos países se traslade al ámbito de la seguridad y la defensa, de manera que sus respectivas PMCs acaben pugnando por conseguir contratos y misiones. Esta teoría podría verse avalada a raíz de diversos mensajes publicados en el canal de Telegram “The African Corps” en el que reaccionaban a un artículo publicado por @KasparovRu llamado “Frente Africano”.

Atendiendo al contenido de esta captura, la PMC SADAT parece que perfila como un competidor de los intereses de seguridad rusos en África.

En consecuencia, Turquía se presenta como un actor de creciente relevancia en la región, que se apoya en un robusto enfoque integral en lo relativo a la política de influencia en la región. A través del empleo de sus instrumentos del poder Económico, Religioso, Diplomático, Educacional, Industrial y Militar, ha conseguido llevar a cabo políticas de soft power más efectivas que cualquier país europeo, especialmente Francia, que se encuentra en fase de retirada de distintos países del arco norte saheliano.

Como parte de ese enfoque integral, Turquía está cerrando una serie de acuerdos comerciales, que si bien se mantienen en la discreción, preparan el terreno para la consecución de objetivos de mucho mayor calado, en competencia con Rusia, y colateralmente con China,

Precisamente, hay que enmarcar la llegada de SADAT a Burkina Faso como parte de ese enfoque, con el fin de ofrecer atractivas alternativas en el ámbito de la seguridad, en contraposición a las siempre conflictivas PMC de origen ruso.

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