El golpe de Estado del 26 de julio en Níger nos deja a estas alturas bastante incógnitas. Analistas y periodistas occidentales han puesto el énfasis en los factores internacionales, como la preocupación francesa por el uranio explotado por Orano en Níger o el apoyo de Rusia a juntas militares hostiles a Occidente en la región. Este énfasis en los factores internacionales pasa por alto los intereses, motivaciones y circunstancias de los actores locales, que moviéndose por los corredores del poder de Níger, urdieron el golpe. Alex Thurston, uno de los mayores expertos académicos sobre el Sahel, planteaba en su blog personal el pasado día 3 de agosto varias de las dudas que todavía mantenemos: “Thoughts on Niger’s Coup at the Domestic Level: Proximate Triggers, Structural Causes, and Some Ramifications”.
El profesor Thurston dejaba abierta la posibilidad de que la rapidez con la que la nueva junta golpista de Níger encontró el apoyo de las juntas militares de Mali y Burkina sea el resultado de contactos previos. Esto supondría también un “factor contagio”, en el que los militares de Níger encontraron en el ejemplo de las juntas militares de los países vecinos un aliciente y un ejemplo. Ahí cabría la posibilidad de que esos contactos previos se extendieran a miembros del Grupo Wagner en Mali. Al fin y al cabo, la justificación de los golpes de estado en Mali, Burkina Faso y Níger ha sido la incapacidad de las democracias apoyadas por Occidente para enfrentar la amenaza yihadista y la necesidad de un gobierno fuerte con mano dura.
Los datos y los hechos no parecen avalar la idea de que las juntas militares son más eficaces en la lucha contra el yihadismo. La cifra de ataques y muertos ha aumentado en Mali y Burkina Faso, donde además han sucedido matanzas de civiles de las que se responsabiliza a las fuerzas gubernamentales. Y en el caso de Mali, según un informe de Naciones Unidas, a personal extranjero aliado de las fuerzas de seguridad. Esto es, militares rusos o personal de Wagner.
La embajadora estadounidense Victoria Nuland, vicesecretaria de Estado en funciones y subsecretaria para Asuntos Políticos, visitó Niamey el pasado lunes día 7 de agosto para tener una reunión con miembros de la junta golpista que duró más de dos horas. En una videoconferencia para dar cuenta de su reunión comentó que le planteó a sus interlocutores nigerinos precisamente que la entrada del Grupo Wagner ha supuesto que la seguridad y los derechos humanos van a peor. Y que la junta golpista de Níger parece “entender muy bien los riesgos para la soberanía cuando Wagner es invitada a entrar”. El punto de vista oficial estadounidense es que el golpe de Estado en Níger no fue incentivado o influenciado por el Grupo Wagner, pero la empresa rusa trata de sacar provecho de la situación una vez sucedió.
La visita de la embajadora Nuland fue comentada por Yevgueni Prigozhin, jefe del Grupo Wagner, que afirmó que Estados Unidos parece dispuesto a reconocer a la junta militar de Níger sólo para evitar la entrada de su empresa en el país africano.
La entrada de fuerzas del Grupo Wagner desde Mali según el primer ministro de Níger del gobierno democráticamente elegido, Ouhoumoudou Mahamadou, sería “imposible” por la presencia de grupos yihadistas armados en la frontera. Evidentemente, ese comentario no tiene en cuenta la posibilidad de traslado de fuerzas por vía aérea. De hecho, desde el golpe de Estado del día 26 de julio hemos visto vuelos de los C-130 y Do-228 de la fuerza aérea de Níger y C295 de la fuerza aérea en vuelos que conectan Niamey con las capitales de los otros dos países gobernados por juntas militares aliadas. Aunque es cierto que la inseguridad de la frontera dificultaría el movimiento de blindados, camiones y convoyes logísticos desde Mali a Níger.
Hasta ahora, sólo un puñado de fuentes han informado de contactos entre la junta golpista de Níger y el Grupo Wagner. Una de ellas es periodista Wassim Nasr del canal público de televisión francés France 24 y analista del Soufan Group, que aludió a contactos de la delegación nigerina presidida por el general Salifou Mody que visitó Mali el miércoles 2 de agosto.
Según amplió Nasr en declaraciones para la agencia de noticias Associated Press y recogida por numerosos medios internacionales, la fuente de esa información sobre contactos de la junta nigerina y el Grupo Wagner provienen de tres fuentes malienses y un diplomático francés. La siguiente fuente de información es el «periodista» ruso conocido como WarGonzo, que en su canal de Telegram anunció la apertura de una oficina de Wagner en Niamey y la existencia de negociaciones en marcha para el despliegue de un «contingente limitado» para proteger la capital de Níger.
Por último, la presencia de elementos del Grupo Wagner fue considerada como una información «confirmada» por la cuenta «Casus Belli» en Twitter, que ha hecho un seguimiento exhaustivo a la presente crisis. Según esa cuenta, los miembros de Wagner llegaron a lo largo del sábado día 5 de agosto. De momento, no hay ninguna prueba en forma de vídeo o foto que demuestra la llegada de personal ruso a Níger.
El papel de Rusia y del Grupo Wagner en el golpe de Estado de Níger parece hasta ahora inexistente. No hay pruebas ni indicios de que hayan sido participado apoyando o colaborando su ejecución. Sin embargo, la presión por parte de los países de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (también conocida como ECOWAS por sus siglas en inglés) en forma de sanciones y la retirada de la ayuda occidental podría hacer que la junta golpista de Níger se sintiera acorralada y busque apoyos en Rusia y el Grupo Wagner, ya presentes en la región por su estrecha relación con la junta militar de Mali.