Níger vive en la incertidumbre desde la mañana del día 26 de julio. Las primeras noticias hablaban entonces de vehículos de la guardia presidencial bloqueando el acceso al palacio presidencial. Mientras tanto, la calma en el centro de Niamey, la capital del país, era total y daba una engañosa sensación de normalidad. Sólo algunos movimientos de tropas delataban la existencia de una crisis en curso.
La falta de comunicados y declaraciones de los rebeldes dejaba dudas sobre sus verdaderas intenciones y llevó todo el día a hablar de «golpe de Estado» sin que se conocieran las demandas políticas de los amotinados. Sin embargo, los rumores en Níger eran que el jefe de la Guardia Presidencial, el general Abderrahmane Tchiany, se había anticipado con esta acción a un probable cese después de supuestas quejas sobre los sueldos y condiciones de vida de sus subordinados. El presidente Mohamed Bazoum estaría retenido en el palacio presidencial y sus captores habrían intentado forzarle a dimitir.
Ejército y Guarda Nacional de Níger no se habrían sumado a la acción de la Guardia Presidencial, con lo que la crisis ha quedado circunscrita a la capital del país. Un tuit publicado por la cuenta oficial de la República de Níger se refirió a “elementos de la Guardia Presidencial” como los protagonistas de la acción, que se calificaba como “antirepublicana”. El tuit fue posteriormente borrado.
A media tarde se han producido concentraciones populares en varios lugares de la capital. Una ha tenido lugar frente la Asamblea Nacional, donde se han reunido 200 personas. Mientras que otra concentración cercana al palacio presidencial fue disuelta por los amotinados mediante disparos de intimidación que habrían producido algunos heridos.
Los acontecimientos en Niamey han generado la reacción de Naciones Unidas, cuyo secretario general a través de su portavoz manifestaba que “condena enérgicamente cualquier intento de tomar el poder por la fuerza y socavar la gobernabilidad democrática, la paz y la estabilidad en Níger”. Mientras que el recientemente elegido presidente de Nigeria, Bola Ahmed Tinubu, mostraba su apoyo firme al gobierno electo de Níger y su disposición a “defender y preservar el orden constitucional” del país vecino.
Se da la circunstancia que el presidente Tinubu es además el presidente rotatorio de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (ECOWAS por sus siglas en inglés), por lo que sus palabras tienen más valor todavía. Por su parte, tanto Estados Unidos como la Unión Europea, mostraban a través del portavoz del Secretario de Estado y del Alto Representante para la Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, respectivamente, el apoyo al presidente Bazoum.
La posición de liderazgo de Nigeria dentro de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental bajo el mandato del presidente Tinubu se hizo notar durante la tarde del día 26. Fue posible detectar vía fuentes abiertas el vuelo de un Falcon 7X matrícula 5N-FGU de la fuerza aérea de Nigeria. El presidente de Nigeria también habría encomendado al presidente de Benín, Patrice Talon, la tarea de actuar de negociador entre el presidente Bazoum y los miembros de la Guardia Presidencial amotinados. Es posible que el vuelo detectado llevara a representantes nigerianos que iban a preparar el terreno para las labores de intermediación nigeriana o directamente a negociadores nigerianos encargados de contactar con los amotinados.
Níger es relevante porque junto con Mali y Burkina Faso concentra la violencia yihadista en el Sahel occidental. Así que ha sido objeto de especial atención por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. Tal como tratamos anteriormente aquí en OSINT Sahel, Níger es además el país que sirve de plataforma para las acciones de Estados Unidos en la región. Desde allí operan sus drones y las aeronaves de empresas contratistas.
Los golpes de Estado en las vecinas Mali (2021) y Burkina Faso (2022) llevaron a una ruptura de relaciones militares con Francia, el país europeo más implicado en el Sahel. Así que el valor de Níger, como el único país democrático de los tres, ascendió a ojos de Occidente. La estrategia de la Unión Europa para el Sahel ha puesto énfasis creciente en las buenas relaciones con Níger. Y así en el reciente viaje de Josep Borrell como representante de la UE al país fue acompañado de la promesa de un paquete de ayuda de 66 millones de euros. De consumarse un cambio de gobierno que instalara una junta militar hostil a Occidente también en Níger sería un duro revés.