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Protegiendo los intereses turcos: el papel de SADAT en el Sahel. Parte 1, Níger.

Turquía lleva años tratando de introducirse en África Occidental. Su desembarco en la región se ha llevado a cabo mediante el empleo de diversos instrumentos del poder como lo puede ser el acercamiento diplomático, la lucha cognitiva mediante la búsqueda de un relato en el que se trata de vender un pasado y religión comunes, una industria de defensa fuerte y además en los últimos años se ha buscado un acercamiento mediante la defensa y seguridad.

La dimensión militar y de seguridad es un aspecto central y creciente de las relaciones de Turquía con los Estados africanos. Esta cooperación militar tiene lugar a múltiples niveles y abarca una serie de actividades, como la diplomacia de defensa, la promoción de la industria de defensa turca, la formación del personal del sector de la seguridad, la cooperación en materia antiterrorista y las operaciones militares. Dentro de este ámbito, Turquía emplea una serie de mecanismos paralelos a la actuación estatal para incrementar su presencia en la zona, destacando el empleo de empresas militares privadas (PMC) y empresas de seguridad privadas (PSC) que apoyan la labor de las empresas privadas mineras.

SADAT es el medio más importante con el que cuenta Turquía de este tipo, si bien no es la única. Esta organización se presenta como la primera Empresa Militar Privada de Turquía, especializada en servicios de consultoría, entrenamiento militar y servicios logísticos. Sin embargo, se tiene constancia de que su actividad económica va más allá de lo publicado.

Es conocido que SADAT actúa en la mayoría de los países con los que Turquía ha suscrito un acuerdo de defensa o de inteligencia, por lo que resulta indispensable hacer un pequeño repaso de la realidad de estos acuerdos en Turquía.

Acuerdo de defensa y explotación minera entre Níger y Turquía.
El 21 de mayo de 2024, el General Esat Mahmut Yılmaz, jefe de la dirección general de servicios legales del Ministerio de Defensa, reveló en el contexto de una investigación a puerta cerrada que Turquía había conseguido realizar los movimientos legales necesarios para poder firmar tres tipos de acuerdos en uno solo que anteriormente debían ser redactados, negociados y aprobados por separado. Estos serían los acuerdos militares, de industria de defensa y de inteligencia.

Con este movimiento lo que se ha conseguido es que los ministerios y órganos correspondientes se pongan de acuerdo en la redacción de un texto primario, que sería el presentado públicamente y aprobado por la Gran Asamblea Nacional de Turquía. Después permitiría que cada responsable firme acuerdos secundarios sin la necesidad de que vuelva a pasar por la cámara. Se puede entender entonces la razón por la que sea tan común ver al ministro de Exteriores, al ministro de Defensa, al director de la inteligencia turca (MIT), además de algún representante de la industria de defensa, que acuden junto con el ministro correspondiente al campo del que se firme el determinado acuerdo. Como el caso que veremos más adelante.

Fuente: X.

En la imagen se puede ver a Adnan Tanrıverdi (círculo rojo) sentado junto a Hakan Fidan (círculo verde), por aquel entonces director de la Organización Nacional de Inteligencia (MIT). Y es que realmente la empresa tiene grandes conexiones con el servicio de inteligencia.

Tal y como explica Fran Matías[1], cuando SADAT recibe una oferta que cumple con sus intereses y criterios, comunica la oferta al Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía para su revisión y evaluación. Además, proporciona dicha información sobre la solicitud a la Organización Nacional de Inteligencia de Turquía (MIT) y al Ministerio de Defensa, solicitando sus opiniones y puntos de vista sobre la oferta. Este procedimiento reconocido por SADAT sería menos burocrático, ya que SADAT no deja de estar de manera informal en la estructura estatal turca.

El 17 de julio de 2024, una comitiva turca visitó Niamey, destacando entre sus participantes el ministro de Exteriores Haka Fidan, el ministro de Defensa Yasar Guler, el ministro de Energía Alparslan Bayraktar y el Director de la Organización Nacional de Inteligencia (MIT) Ibrahim Kalin. Firmaron un acuerdo de cooperación relativo a la minería, energía, defensa e inteligencia al mismo tiempo que Níger revocaba la licencia de explotación de uranio a la compañía francesa Orano.

 

Fuente: X.

Este acuerdo respaldaría los argumentos otorgados por el general Esat Mahmut Yılmaz, faltando únicamente un representante de la industria de defensa turca. No tardaría en llegar, pues el 10 de octubre se publicaría la intención de Niamey de comprar al menos 5 vehículos aéreos no tripulados Karayel-SU de la empresa Lentatek.

Fuente: X.

Orano fue obligada a abandonar la mina de Imouaren en el norte de Níger, que contiene un estimado de 200.000 toneladas de uranio debido a una falta de actividad por parte de la empresa, siendo preciso añadir que esta se encontraba infraexplotada desde 2011 debido a problemas de seguridad. La compañía también abandonó la mina de Arkokan en 2021 y el 24 de octubre de 2024 se informó que Orano cesaría las actividades en la mina de Arlit debido a las dificultades logísticas que presenta el cierre de la frontera con Benín.

Desde julio hasta octubre se sucedieron diversos informes y rumores en los que se daba a entender que Turquía, Rusia, Azerbaiyán e incluso Irán se encontraban luchando por el control de las minas. Sin embargo, el 22 de octubre Anadolu Agenci reportó la celebración de otra reunión, liderada por el ministro de Energía y Recursos Naturales Alparslan Bayraktar y su homólogo nigerino en la que se firmó un memorándum de entendimiento sobre la explotación de minerales. Asimismo, el 13 de noviembre se anunció que las autoridades nigerias invitaron a Rusia a explorar el mercado de la explotación minera en Níger.

Fuente: X.

El objetivo de Turquía en este punto parece haber sido llegar a un acuerdo de defensa con el que garantizar la seguridad de la explotación de Uranio mediante el empleo de empresas militares privadas tales como SADAT, con el que progresar en el desarrollo nuclear turco, haciendo mención especial a la central nuclear de Akkuyu.

Mercenarios sirios llevados por SADAT.

En relación a este acuerdo, el 18 de mayo de 2024, el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos (OSDH) publicó un artículo en el que describía que al menos 200 mercenarios de origen sirio habían sido contratados por medios afines a Turquía para ser enviados a Níger, siendo el trabajo descrito como protección de minas, de rutas y establecimiento de checkpoints militares. El sirio entrevistado por el medio indicó que pertenecía a la facción Sultán Murad, perteneciente a las Brigadas Turcomanas Sirias, que combatieron encuadrados dentro del Ejército nacional Sirio.

Continúa describiendo que le fue ofrecido un contrato para trabajar con la facción en Níger por un salario de unos 1500$ mensuales. Al acceder firmó el contrato en el cuartel general de la Facción con una comitiva de SADAT. Describe así que la compañía se hizo cargo del viaje, que comenzó con un traslado hasta Estambul, donde embarcó en un avión militar turco con destino a Burkina Faso, moviéndose desde ahí hasta un lugar sin revelar en Níger. Comenta que distribuyeron a los sirios en tres grupos, quedándose uno como guardias de minas y emplazamientos militares, un segundo como fuerza paramilitar contra el yihadismo junto al ejército nigerino y un tercero fue a Lomé, en Togo, a una misión sin revelar.

Fuente: X.

Los medios franceses France24 y Le Monde se hicieron eco de la noticia y reprodujeron el artículo del OSDH en su página web, dando gran notoriedad al hecho de que Turquía estaría enviando mercenarios sirios bajo la firma SADAT.

Ante este revuelo la compañía respondió emitiendo un comunicado público en su página web donde se desmarcaba de tales acusaciones, declarando que no tienen activos en Níger, que nunca han participado activamente en una zona de guerra y que no son un ejército en las sombras del gobierno. Declara, tal y como ha explicado reiteradamente su director, Melih Tanriverdi cada vez que se le pregunta por el tema, que SADAT es una consultoría de seguridad que trata de asesorar a sus clientes con distintos paquetes llamados “llave en mano» con los que busca asesorar en temas específicos como lo puede ser la estandarización de ejércitos, seguridad integrada de fronteras y entrenamiento de fuerzas especiales. Añade también que Francia está tratando de crear desde hace años un relato en el que se muestra a SADAT como un ejército mercenario a las órdenes del presidente Erdoğan con el fin de degradar la imagen de la compañía.

No es la primera vez que SADAT es acusada de emplear mercenarios de origen sirio. En septiembre de 2020 se publicó un informe del Inspector jefe del Departamento de Defensa de Estados Unidos para el Congreso en el que se exponía la situación en el área de operaciones referentes a AFRICOM. En él se evidencia que SADAT habría desplegado 5.000 mercenarios sirios para combatir del lado del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) en Libia. La compañía además auspició el envío de un número indeterminado de sirios a luchar junto a Azerbaiyán en la Guerra del Alto-Karabaj de 2020, dónde sirvieron mayoritariamente como carne de cañón.

También se ha publicado sobre la presencia de estos mercenarios en la región de Tillaberi (Níger), donde Turquía operaría un complejo minero de oro. Lo único que se sabe de la región es que los progresos para acabar con la amenaza yihadista se suceden exitosamente.

Resulta difícil comprobar las alegaciones establecidas por el Instituto Sirio de Derechos Humanos, por una parte, resulta creíble porque es conocido el uso de SADAT por parte del MIT para la venta de armas a actores no estatales o el reclutamiento de sirios como en el caso del Alto Karabaj y Libia. La adición de los servicios de consultoría de SADAT siempre que Turquía firma un acuerdo de defensa es significativamente común. Sin embargo, el vuelo recurrente de A400; a Níger podría significar simplemente un apoyo técnico periódico a los drones que ya tiene el gobierno.

En todo caso se puede apreciar como Turquía continúa empleando el sector de la seguridad y el minero para penetrar en la región del Sahel, además de encontrar un gran nicho en ambos mercados, copando el hueco que dejó Francia e incluso alcanzando lentamente a las siempre conflictivas fuerzas paramilitares rusas, ya que tras los sucesivos reveses sufridos en Mali y la incesante lucha en Ucrania cada vez le resulta más difícil reclutar perfiles aptos. Además, SADAT y las fuerzas paramilitares turcas ofrecen un grado de discreción elevado, un elemento deseable que las hace destacar positivamente.


[1] Esteban, A. (2024). «Relaciones exteriores turcas más allá de la patria azul: intereses en el cinturón saheliano». Universidad Rey Juan Carlos,

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